Nuestro sistema de atención médico está roto. La salud bucal tiene una relación directa con la salud en general de muchas formas. Y si bien la mayoría de las personas entienden la necesidad de un cuidado integral, más de 74 millones de estadounidenses no tienen acceso a cobertura dental, lo que representa casi el triple de las personas sin seguro médico. Hace demasiado tiempo que las barreras socioeconómicas y las desigualdades raciales contribuyen a esta enorme falta de cobertura de servicios dentales. En la actualidad, por ejemplo, el 43 por ciento de los estadounidenses que viven en zonas rurales no tienen acceso a cuidado dental. Y hay demasiados estados que siguen sin incluir el beneficio de cuidado dental para adultos en su programa Medicaid, o que ofrecen solo una cobertura muy limitada.

La realidad es que la salud bucal no es ni un lujo ni un beneficio: es un componente esencial de nuestra salud general, que no podemos darnos el lujo de mantener separada del resto del sistema de atención médica. Sencillamente, el costo es demasiado alto. Las personas sin seguro dental tienen mayor probabilidad de tener diabetes, enfermedades cardíacas y osteoporosis. Es más probable que visiten los departamentos de emergencia en busca de cuidado dental, donde los servicios dentales son más costosos, tanto para la persona como para el sistema de salud. Y los costos de padecer enfermedades crónicas, como la diabetes, en relación con el cuidado de la salud bucal, son prohibitivos.
Modificar estas estadísticas y realidades exige más que simplemente ampliar la cobertura dental. Exige ampliar el acceso y la asequibilidad, con mayor foco en la prevención de enfermedades dentales y priorizando el valor sobre el volumen. Exige transformar nuestros sistemas de cuidado bucal y atención médica.
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